lunes, 20 de marzo de 2017

Hoy viene a tomar el té... Josep Manel Vidal



1.- ¿Por qué te gusta leer?
Los comienzos de una actividad que luego se convierte en dependencia (como ocurre con todo aquello que se infecta de pasión) son complicados de precisar. Como cuando te pones a pensar en el primer beso, que ninguno de los dos sabe si empezó uno o el otro, o
si fue en la mitad del camino del deseo que nos encontramos. Leo porque quiero  es aprenderlo todo. Porque hay ventanas que no me dicen las cosas como las necesito y por eso abro mi casa con estanterías hasta el techo, puertas dimensionales que me saquen de todas las renuncias y de todas las incertidumbres. A veces leo tanto que pienso que leo porque estoy vivo.

2.- ¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste?
La isla del tesoro de Stevenson. Estaba convaleciente de una gripe y me recuerdo todavía en aquella habitación de la infancia, habitada de humedades y luces amarillas, agonizadas de fatiga. Recuerdo a mi padrino llegar por el pasillo, con su voz estentórea y los bolsillos llenos de optimismo. Se sentó a los pies de la cama y, al hacerlo, puso una tensión curiosa sobre la ropa que me cubría y me quitó un poco del edredón que yo sujetaba para defenderme del frío y me dejó las manos libres. Cogí el libro, recién comprado. Me habló de olores de página nueva que yo no podía percibir con aquella nariz congestionada y de viajes que se hacen sin moverse del sitio. Cuando se fue me aventuré en aquel objeto y también me marché. Y todavía no he vuelto.

3.- ¿Cuál es tu libro favorito?
Confieso que he vivido de Neruda. Lo gané en una convocatoria escolar de poesía, a la que me presenté por subir nota en lengua, en un sexto de EGB. Hice un ejercicio de versos, un equilibrismo extraño. Y gané el segundo premio. En un acto público me lo dieron. Y cuando llegué a casa tuve la mala suerte de empezarlo. Y nunca lo termino. Porque es un libro circular. Porque te pincha con la nostalgia de las palabras y quieres volver al principio. Y con él conseguí aquel filtro que me permite definir la realidad que antes percibía exasperantemente pixelada.

4.- ¿Y tu momento favorito para leer?
Cuando trabajaba era, sin duda, al llegar la noche. Se apaga el día, se silencia todo y sólo me caben las voces de los libros. Así me limpiaba los ruidos de la jornada. Me barría los corredores del ánimo de tanto vidrio roto y tanta hojarasca marchita. Ahora, puedo leer en cualquier momento. Al perder el trabajo me quedé sin referencias y cuando sube la marea del desasosiego un libro me hace sobrevivir siempre al naufragio. Pero la noche sigue siendo el momento. Abro un libro y entro. Y hasta la mañana siguiente que suena el despertador y apago los sueños, obediente.

5.- Descríbenos tu rincón de lectura.
Puedo leer en mi cama, aquel espacio grande, oceánico, envuelto con la ropa de la cama en un abrazo maternal. Con la lámpara de la mesita guiándome entre los puertos de cada capítulo. Hasta que el cansancio se empeña en bajarme la persiana de los párpados. Ese sueño pegajoso como los caramelos chupados. Puedo leer en mi sofá, adoptando posturas imposibles, con la cabeza siempre debajo de la luz, ya sea la que proyecta el flexo o la ventana. Sentado delante de las estanterías que flanquean un televisor que ya no sé cuánto tiempo tengo enmudecido. Pero puedo leer también en el tren, mientras me traslada hacia la librería de la ciudad y así me dejo viajar dos veces. Puedo leer en la sala de espera de la consulta del médico, entre la mirada perdida de los que me acompañan. Puedo leer en el bar, mientras me tomo un cortado frío de indiferencia y la gente grita y golpea las mesas de mármol con las fichas del dominó y grita la satisfacción de la venganza de ganar alguna cosa.

6.- ¿Nos recomiendas un libro infantil?
Oscar i el lleó de correus de Vicente Muñoz Puelles. Lo recomiendo con la garantía
de la fascinación y las risas de aquel hijo que yo tuve, de seis años y que, en ocasiones,
la memoria me devuelve cuando noto el hombretón de diecinueve que tiembla cuando
lo abrazo.


 Biografía

Josep Manel Vidal i Juan (l’Alcúdia de Crespins, 1965). Ha sido trabajador de la docencia, a la que espera regresar algún día y escritor en activo. Autor del blog “filant prim”, considerado el año 2010 como el “Mejor blog de literatura de las Comarcas Centrales Valencianas”. El primer trabajo premiado (con dinero y honores) fue “La dona que balla”, el año 1991, Premio Rafael Comenge de Narrativa de Alberic. El 2011 publicó su primer poemari, “El teu nom és un ésser viu”, editado por Germania (Alzira). Dos años después, el 2013, gana el XVII premio de poesía Josep M. Ribelles de la Vila de Puçol, con el trabajo “La frágil arquitectura dels teus gestos”, que publica Onada Edicions (Benicarló). También ha sido finalista del premio de narrativa breve “Vents del Port” el 2013, con el relato “Cafè i canyella” que formó parte del libro “Magranes i
altres narracions”, editado por Pagès Editors. El diciembre del mismo año es “Premio Francesc Bru de Poesia” de Canals, con el poemario “Tots els colors de la tardor” y el
mayo de 2015 es galardonado con el “Antoni Ferrer de Poesia” de l’Alcúdia de Crespins, por “El cor mineral de la margarida”. Más recientemente ha conseguido el “Premio Soler i Estruch de Narrativa 2016” de Castelló de la Ribera, por “La llum de les estrelles mortes” un libro de relatos que muy pronto publicará la editorial Bullent (Picanya). Actualmente colabora en la Revista Digital “Lemuria” y es columnista de opinión en el diario también digital La Veu del País Valencia.



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