1.- ¿Por qué te gusta leer?
En una entrevista a
Mario Vargas Llosa le escuché decir que lo mejor que le ha pasado en la vida
fue aprender a leer. Coincido totalmente con él. Recuerdo perfectamente el
nombre de la maestra que me enseñó a leer: Mari Carmen. Los libros me han
librado literalmente de la locura. Cuando estoy triste, corro a abrazarme a un
libro. Creo que son el mejor antídoto contra la mala jornada. Y como fui la
pequeña de mi familia, nunca tuve opción de elegir el programa de televisión
que ver, así que, afortunadamente, mi alternativa fue leer y leer. A mis padres
nunca les gustó leer. Para ellos fue una auténtica sorpresa que una de sus
hijas fuera una rata de biblioteca. En mi casa había pocos libros, pero sí tuve
la suerte que me llevaran año tras año a la Feria del Libro o que me regalaran
todos los libros que les pedí, así que, poco a poco, mi casa se llenó de
libros, de libros detrás de los libros.
2.- ¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste?
No estoy muy segura, pero hace tiempo en las estanterías de una casa amiga vi
“De la Habana Vino un Barco Cargado de...” y recordé que lo había leído en el
colegio cuando era muy pequeña. Era un conjunto de poemas, trabalenguas,
cuentos cortos, etc. También recuerdo con muchísimo cariño la saga del “Pequeño
Vampiro”. Y he releído mil veces “Capitanes de la Arena” de Jorge Armado.
3.- ¿Cuál es tu libro favorito?
Son tantos títulos
que me es imposible citar sólo uno ¿Alguien puede acaso? “El Barón Rampante” de
Italo Calvino es uno de mis preferidos. Mis gatos se llaman Cósimo y Viola en
honor a este libro. Pero también me enamoraron “La Casa de los Espíritus” de
Isabel Allende, “El Amor en los Tiempos del Cólera” de Gabriel García Márquez,
“El Mundo de Sofia” de Jostien Gaarder, “El Libro de los Abrazos” de Eduardo
Galeano, “Momo” de Michael Ende, “El Señor Ibrahim y las Flores del Corán” de
Eric-Emmanuel Schmitt, “Mi planta de Naranja Lima” de José Mauro de
Vasconcelos, “Tomates Verdes Fritos” de FanmieFlagg o “Matar a un Ruiseñor” de
Harper Lee… La lista la voy ampliando año tras año.
4.- ¿Y tu momento favorito para leer?
Hace años
aprovechaba para leer justo después de comer porque nunca me ha gustado dormir
la siesta y me encontraba la casa en completo silencio. Tengo tan buenos
recuerdos de los veranos en la casa de mis padres leyendo sin parar. Ahora
aprovecho en los medios de transporte. Utilizo mucho el tren de cercanías y me
parece el sitio ideal para leer, pero tengo que tener mucho cuidado porque más
de una vez he ido tan concentrada que me he saltado mi parada. Y cuando hace
buen tiempo, me encanta bajarme al parque con una manta, mi té helado y un buen
libro. Para leer en casa cada vez tengo menos tiempo. Nunca me ha gustado leer
en la cama antes de dormir porque, como el libro me enganche, puedo pasar la
noche en vela y no rendir nada al día siguiente.
5.- Descríbenos tu rincón de lectura.
Si estoy en
casa y tengo tiempo, algo que pasa cada vez con menos frecuencia desde que he
sido madre, me gusta leer en mi sofá rojo con forma de pera. Mi hijo ahora pasa
mucho tiempo en el suelo porque ha aprendido a darse la vuelta y desde este
sofá le puedo vigilar perfectamente, ya que está al ras del suelo. Puedo
pasarme horas y horas ahí sentada y no me duele nada la espalda, pero mi hijo
no tiene tanta paciencia y acaba demandando otra actividad mucho antes de lo
que a mí me gustaría.
6.- ¿Nos recomiendas un libro infantil?
Cualquiera
de Gianni Rodari. Fue un mago del cuento.
Biografía
Mi nombre es Sol Muñoz y soy la orgullosa mamá de
Imanol. He sido muchas cosas en mi vida, principalmente educadora social y
asesora de lactancia materna. Pero también he trabajado como teleoperadora,
recepcionista, animadora sociocultural, profesora particular o paseadora de
perros. Ahora soy mamá a tiempo completo. Me encanta leer desde siempre. No
logro recordar cómo era mi vida antes de que aprendiera a leer, qué hacía para
pasar las tardes. Nunca me llevo lectura suficiente cuando me voy de vacaciones
y acabo leyendo cualquier cosa que cae en mis manos. Es algo superior a mí, no
puedo estar sin leer, aunque sea una revista. Los libros son mi droga más dura.
Un día descubrí que invertía mucho tiempo también en escribir, aunque fuera un
simple email. Me esforzaba en lograr que se entendiera exáctamente lo que
quería expresar y mi objetivo era lograr la frase perfecta. Así que me apunté a
varios talleres de escritura creativa como hobby. Fue la mejor etapa de mi
vida. Me pasaba la semana deseando que llegara el día de ver a mis compañeros y
escuchar sus relatos. Con el tiempo llegué a ganar dos concursos de relatos
breves, nada importantes, pero yo me sentía como si hubiera ganado el Nobel de
Literatura. Siempre es algo que me reprocho a mí misma cuando llega el final
del año: no haber sacado más tiempo para escribir. Algún día, quizás cuando me
jubile, acabaré dos novelas que tengo a medias y también me gustaría tanto
estudiar Literatura Comparada.
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