lunes, 4 de julio de 2016

Hoy viene a tomar el té... Sol Muñoz



1.- ¿Por qué te gusta leer? 
En una entrevista a Mario Vargas Llosa le escuché decir que lo mejor que le ha pasado en la vida fue aprender a leer. Coincido totalmente con él. Recuerdo perfectamente el nombre de la maestra que me enseñó a leer: Mari Carmen. Los libros me han librado literalmente de la locura. Cuando estoy triste, corro a abrazarme a un libro. Creo que son el mejor antídoto contra la mala jornada. Y como fui la pequeña de mi familia, nunca tuve opción de elegir el programa de televisión que ver, así que, afortunadamente, mi alternativa fue leer y leer. A mis padres nunca les gustó leer. Para ellos fue una auténtica sorpresa que una de sus hijas fuera una rata de biblioteca. En mi casa había pocos libros, pero sí tuve la suerte que me llevaran año tras año a la Feria del Libro o que me regalaran todos los libros que les pedí, así que, poco a poco, mi casa se llenó de libros, de libros detrás de los libros.

2.- ¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste? 
No estoy muy segura, pero hace tiempo en las estanterías de una casa amiga vi “De la Habana Vino un Barco Cargado de...” y recordé que lo había leído en el colegio cuando era muy pequeña. Era un conjunto de poemas, trabalenguas, cuentos cortos, etc. También recuerdo con muchísimo cariño la saga del “Pequeño Vampiro”. Y he releído mil veces “Capitanes de la Arena” de Jorge Armado.

3.- ¿Cuál es tu libro favorito?
Son tantos títulos que me es imposible citar sólo uno ¿Alguien puede acaso? “El Barón Rampante” de Italo Calvino es uno de mis preferidos. Mis gatos se llaman Cósimo y Viola en honor a este libro. Pero también me enamoraron “La Casa de los Espíritus” de Isabel Allende, “El Amor en los Tiempos del Cólera” de Gabriel García Márquez, “El Mundo de Sofia” de Jostien Gaarder, “El Libro de los Abrazos” de Eduardo Galeano, “Momo” de Michael Ende, “El Señor Ibrahim y las Flores del Corán” de Eric-Emmanuel Schmitt, “Mi planta de Naranja Lima” de José Mauro de Vasconcelos, “Tomates Verdes Fritos” de FanmieFlagg o “Matar a un Ruiseñor” de Harper Lee… La lista la voy ampliando año tras año.

4.- ¿Y tu momento favorito para leer? 
Hace años aprovechaba para leer justo después de comer porque nunca me ha gustado dormir la siesta y me encontraba la casa en completo silencio. Tengo tan buenos recuerdos de los veranos en la casa de mis padres leyendo sin parar. Ahora aprovecho en los medios de transporte. Utilizo mucho el tren de cercanías y me parece el sitio ideal para leer, pero tengo que tener mucho cuidado porque más de una vez he ido tan concentrada que me he saltado mi parada. Y cuando hace buen tiempo, me encanta bajarme al parque con una manta, mi té helado y un buen libro. Para leer en casa cada vez tengo menos tiempo. Nunca me ha gustado leer en la cama antes de dormir porque, como el libro me enganche, puedo pasar la noche en vela y no rendir nada al día siguiente.

5.- Descríbenos tu rincón de lectura.
 Si estoy en casa y tengo tiempo, algo que pasa cada vez con menos frecuencia desde que he sido madre, me gusta leer en mi sofá rojo con forma de pera. Mi hijo ahora pasa mucho tiempo en el suelo porque ha aprendido a darse la vuelta y desde este sofá le puedo vigilar perfectamente, ya que está al ras del suelo. Puedo pasarme horas y horas ahí sentada y no me duele nada la espalda, pero mi hijo no tiene tanta paciencia y acaba demandando otra actividad mucho antes de lo que a mí me gustaría.

6.- ¿Nos recomiendas un libro infantil? 
Cualquiera de Gianni Rodari. Fue un mago del cuento.


Biografía


Mi nombre es Sol Muñoz y soy la orgullosa mamá de Imanol. He sido muchas cosas en mi vida, principalmente educadora social y asesora de lactancia materna. Pero también he trabajado como teleoperadora, recepcionista, animadora sociocultural, profesora particular o paseadora de perros. Ahora soy mamá a tiempo completo. Me encanta leer desde siempre. No logro recordar cómo era mi vida antes de que aprendiera a leer, qué hacía para pasar las tardes. Nunca me llevo lectura suficiente cuando me voy de vacaciones y acabo leyendo cualquier cosa que cae en mis manos. Es algo superior a mí, no puedo estar sin leer, aunque sea una revista. Los libros son mi droga más dura. Un día descubrí que invertía mucho tiempo también en escribir, aunque fuera un simple email. Me esforzaba en lograr que se entendiera exáctamente lo que quería expresar y mi objetivo era lograr la frase perfecta. Así que me apunté a varios talleres de escritura creativa como hobby. Fue la mejor etapa de mi vida. Me pasaba la semana deseando que llegara el día de ver a mis compañeros y escuchar sus relatos. Con el tiempo llegué a ganar dos concursos de relatos breves, nada importantes, pero yo me sentía como si hubiera ganado el Nobel de Literatura. Siempre es algo que me reprocho a mí misma cuando llega el final del año: no haber sacado más tiempo para escribir. Algún día, quizás cuando me jubile, acabaré dos novelas que tengo a medias y también me gustaría tanto estudiar Literatura Comparada.

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